La defensa de la vida de los más débiles –como el no nacido-; el embrión producido en el entorno de las técnicas de reproducción asistida y las investigaciones biotecnológicas, o el enfermo en fase terminal, etc.- es la frontera de la lucha por la dignidad humana en este comienzo del siglo XXI, en que la cultura de la muerte se enfrenta con desiguales resultados a la cultura de la vida, propia de nuestra civilización.
Queremos proclamar que toda vida humana es infinitamente valiosa e irrepetible desde su inicio hasta su término. Por eso a todos se nos debe reconocer nuestro derecho a la vida, en todas las circunstancias. Cada persona está llamada a cumplir una misión única en el mundo. Aquí se manifiesta la grandeza y el valor sagrado de la vida humana.
Hoy día de los santos inocentes, queremos hacer presentes a todos los niños que mueren víctimas del aborto en España.
España, al legalizar el aborto, se convierte en una nación pobre, en un país que no enseña a amar sino a aplicar la violencia destruyendo la paz. Exigimos a todos los partidos políticos que tomen la determinación de defender al no nacido y no permitir bajo ningún concepto que un niño sea rechazado. Sabemos que el aborto no es una forma de liberación femenina, es la mayor violencia hacia la mujer y por eso las mujeres nunca hemos sido tan esclavas como ahora.
Una sociedad que pretende ser moderna debe afrontar este tema como una prioridad desde todos los ámbitos. Un estado democrático no puede tolerar que las mujeres estén sometidas a una violencia específica que les impide el pleno ejercicio de sus derechos fundamentales.
Todo ser humano tiene derecho a la vida y nosotros, los que hemos tenido el don y regalo maravilloso de que se haya respetado nuestra vida, tenemos que defender la vida de aquellos de los nuestros que hoy están amenazados de mil maneras, por tantos frentes y de tantas formas a veces muy sutiles.
Queremos hacerlos visibles, porque desgraciadamente no abren los informativos, ni son portada en la prensa escrita y, sin embargo: son tan personas como tú y como yo. Exigimos que se sepa la verdad sobre todos los horrores, intereses y estrategias que encierra la cultura de la muerte y sus terribles consecuencias personales y sociales.
Respaldamos y agradecemos a todas las personas y asociaciones que desde distintos ámbitos trabajan a favor de toda vida humana, a pesar de las muchas dificultades e incluso de la persecución.
Por eso, todos los aquí presentes, queremos comprometernos desde hoy y más que nunca a promover, impulsar, activar esta CULTURA DE LA VIDA que tiene que impregnar cada día más este mundo.
Como defensores de la vida y miembros activos de la cultura de la vida de la que hablaba S. Juan Pablo II, queremos manifestar ante esta sociedad de la que formamos parte, que nuestro mundo no será justo, ni pacífico, ni progresará, ni será verdaderamente humano ni libre, mientras no se respete el derecho a la vida de todo ser humano, sea cual sea su origen, su estado de salud, o las expectativas de vida que tenga.
Dios es el autor de toda vida, y por eso sabemos de su profundo dolor por cada vida que queda rota en cada abortorio, la del hijo, y la de la madre. Su profundo dolor por todos los que de algún modo colaboran en ese recorrido infernal que termina con un niño en una cubeta de desperdicios y con una madre rota en su alma y en su corazón para siempre.
Por eso juntos, queremos rezar por la vida, y pedimos a S. Juan Pablo II gran defensor de cada vida su intercesión para que este holocausto silencioso termine pronto. Por eso mostramos, un año más, nuestro compromiso público y nuestra oración por el ¡SÍ A LA VIDA!