¡Hola!
Soy Carlitos. Os escribo desde el cielo. A pesar de ser pequeño, muy pequeño, ya estoy con Dios y con mamá, María. También en el cielo hay muchos otros niños que no han podido nacer. ¿Sabes? En el cielo nosotros tenemos un lugar muy importante. Estamos tan cerquita, tan cerquita de Dios, que nos pasamos el día pidiéndole por nuestra mamá y nuestro papá.
Ahora estoy muy contento (en el cielo siempre estamos felices), pero yo lo estoy un poquito más, porque mi mamá ha ido a Proyecto Mater, un sitio donde siempre te ayudan y te tienden la mano.
Cuando papá y mamá eran muy jóvenes se enamoraron. Ellos se quisieron tanto, que yo aparecí en la barriguita de mamá. Yo estaba feliz porque iba a tener una familia y podría jugar, ver paisajes preciosos, sentir las caricias de ellos, de los abuelos, de mi familia; podría tener hermanos, ir de excursión, incluso aprender en el colegio.
Pero mi mamá y mi papá hablaron. Ellos pensaban que no era el momento de que yo naciera. Lloraron mucho y un amigo les convenció de que podían ir a un médico que haría que yo no naciera.
Aquel día mi mamá lloró, mi papá la abrazó pero, finalmente entraron en aquel lugar horrible y yo me fui al cielo.
Parecía que se iban a poner contentos, pero no fue así. Desde aquel día mi mamá estaba muy, muy triste; no podía dormir, tenía pesadillas y pensamientos muy feos. Lo pasó tan mal que llegó un momento en que no se quería levantar de la cama de lo triste y agotada que estaba.
Papá no sabía lo que hacer por ella.
Años más tarde, nacieron mis hermanos y mamá todavía se sentía peor. Por una parte estaba muy contenta por el nacimiento de los bebés, pero por otra parte, no podía dejar de pensar en mi: en cómo sería yo, si sería rubio o moreno, si me gustaría jugar a futbol o las matemáticas, si sería de mayor médico o bombero. Yo desde el cielo, la veía llorar. Mi papá también la vio llorar muchas noches.
Pero un día ella vino a Proyecto Mater porque quería ayudar a otras mamás. Llevó ropita, pañales, leche y muchas cosas que sus amigas le dieron.
Cuando estaba hablando con los de Proyecto Mater, empezó a llorar y no podía hablar, hasta que después de un buen rato en el que la llenaron de cariño y comprensión, contó lo que había pasado conmigo. Entonces la llevaron a la capilla y juntos rezaron a Jesús para que la ayudara.
Cada poco tiempo, mi mamá iba a hablar con un psicólogo y también con un sacerdote. Ellos dos la enseñaron a que los recuerdos que tenía de mí, no le dolieran tanto en el corazón y también le dijeron que yo la quería mucho (¡claro que la quiero, claro que la he perdonado!)..Ella ahora es mucho más feliz. Está más contenta y siempre que puede, ayuda a otras mamás. Ahora mi mamá dice que sabe que Dios la ha perdonado y que yo también; dentro de un tiempo, toda la familia, nos reuniremos en el cielo.
Pero ¿sabes una cosa? Hay otras muchas mamás que están tan tristes como lo estaba la mía. Necesitan que en Proyecto Mater les puedan ayudar a curarse de eso tan feo que pasó. En Proyecto Mater necesitan que les ayudemos, porque les hace falta dinero para seguir trabajando por las mamás y los bebés.
¿Te animas a abrir tu hucha y traer un euro para estas mamás tan valientes? #1EUROXLAVIDA
¡Seguro que SÍ!
Me encanta tener amigos como tú, que DEFIENDEN LA VIDA.
Gracias por ayudarme. En el cielo, rezo por vosotros.
NOTA: La mamá de Carlitos es atendida y acompañada en Proyecto Mater. Es una historia real.
P.D.- Puedes realizar tu donativo on line, indicando Campaña Euro por la Vida: